En un bar o restaurante seguramente no tengamos tantos problemas puesto que podremos contar con la ayuda de un sumiller o un camarero. Pero cuando tenemos que elegir nosotros de una estantería surgen las dudas.

1- Etiqueta: Déjate llevar en los vinos blancos por los tonos festivos, algo llamativo pero con organización visual. En vinos tintos la elegancia y el no tener estridencias que intenten ocultar otras cosas de la etiqueta marca la diferencia.
2- Prueba: No te centres siempre en las mismas Denominaciones de Origen. Hay hasta 70 con sus características propias y con las que vamos a aprender mucho. Si aparte quieres empezar a catarlos y aprender no dudes en empezar por vinos menos alcohólicos y menos dulces, ya que se enmascaran los aromas.
3- Sencillez: No busques una mezcla excesivamente compleja de uvas creyéndote que va a ser mejor vino. Con 1 o 2 variedades vas a conseguir llegar a tener más recuerdos y poder distinguir en un futuro unas uvas de otras para conseguir un mayor criterio. Tampoco te inclines por vinos demasiado viejos, ya que en muchos casos no tienen porque ser mejores y te será más difícil apreciar las notas más sutiles de las uvas.
Pero sobre todo, recuerda que son consejos; posiblemente no será lo más acertado en algunos casos ni lo que muchos tendrán en cuenta para elegir el vino. Por ello, dejarse llevar por la intuición es siempre una buena opción.